En algunas ocasiones el ser
humano sigue dando muestras de una generosidad desbordante; en algunas
ocasiones, somos tan humanos como deberíamos ser siempre. Que este arrebato de
generosidad haya brotado como un nuevo fruto en ese árbol que florece cada
primavera y que impregna con sus cálidos aromas a incienso y cera las calles y plazas
de mi querida ciudad, representa un soplo de aire fresco para cualquier papón que
se enorgullezca de serlo. La iniciativa solidaria de “Cornetas por David” ha
nacido del latido inmemorial de un corazón que bombea raseos y se deslizan por las venas almibaradas de los
recuerdos del papón que sigue soñando semanas de pasión cada noche. Y ha tenido
que ser ese lenguaje universal que es la música la que, una vez más, dé un paso
al frente para aunar esfuerzos y agitar conciencias en torno a un niño, a un
papón… a uno de los nuestros.
Por primera vez, todas las
bandas y agrupaciones de esta ciudad, con el apoyo también de otra de la
cercana ciudad de Oviedo, ofrecerán un concierto el próximo sábado 1 de junio a
beneficio de David. Será una tarde inolvidable para todos, sin ninguna duda,
pero ya está siendo ahora mucho más que eso. Y no me refiero al impagable
esfuerzo de los organizadores, ni a la generosa y abrumadora respuesta de todos
aquéllos a los que se pidió colaboración y se subieron al barco sin preguntar
siquiera el destino… me refiero a la agradable sensación de que algo está
cambiando. Parece que el inmovilismo cofrade se desvanece y surgen espontáneas
muestras de que, efectivamente, la Semana Santa empieza a extenderse a lo largo
de ese desierto de fe que últimamente iba de Pascuas a Ramos. Agrupaciones y
bandas que se unen por una buena causa, braceros que se asocian en torno a su
paso a través de algunas redes sociales, blogs y webs cofrades, las cofradías
despertando a ese noble ejercicio cristiano de las obras sociales, un programa
de radio semanal para difundir una cultura pasional que emerge de las oscuras
catacumbas del ostracismo… la Semana Santa pide a gritos vida y esperanza. No se
trata de reinventar nada, como escuché en cierta tertulia, sino de alimentar esa
luz que lleva alumbrándonos más de 400
años. No necesitamos más Órganos
Reguladores, ni Patronatos, ni cosas raras que, únicamente, servirán para
alimentar el ego de unos pocos… necesitamos papones, necesitamos cofrades
implicados.
Es un buen momento para asumir
qué somos y empezar a entender de una vez por todas que formamos parte de la historia, y es
nuestra, de todos los papones y paponas de esta ciudad, la responsabilidad de
cuidar ese legado ancestral que, últimamente, se va diluyendo peligrosamente a
causa de esa lluvia inmisericorde que estos últimos años ha castigado nuestros cortejos
procesionales. Dejar y exigir que sean otros los que tiren del carro no es el
mejor modo de avanzar. No solo es labor de las Juntas de Gobierno o de la
propia Junta Mayor de la Semana Santa velar por los intereses de todos,
exigiéndoles en muchas ocasiones una implicación que, muchos de los que la
exigen, no cumplen para con sus cofradías. Seguramente, trabajar unidos nos
reportaría a todos mucho más.
Ojalá ese espíritu fraternal y
solidario que ha prendido en los corazones, gracias a David, se mantenga en el
tiempo y podamos hablar, no tardando, de una ciudad que haga honor a su
tradición y a su historia cofrade los 365 días del año.
Gracias, David... Gracias músicos.